
Garrick graficks
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Ya van varias veces que me sucede, y es que después de una cierta temporada feliz y económicamente resuelta trabajando dentro de oficinas como integrador, como ilustrador o como desarrollador de elementos varios para clientes de todo tipo, me aburro.
El diseño formal y sobrio, el diseño comercial y organizado me desespera, y me desespera a tal grado que renuncio al empleo y por ende al calido y amoroso cheque quincenal, entonces salgo a buscar clientes por mi propia cuenta, dónde sea, como sea, quien sea.
El cliente puede ser un grupo de rock que desea una portada para un disco o flyers para sus eventos, o tambien puede ser el vecino que no sabe mas que pagar dinero para que le hagan su tarea; he tenido clientes de diferentes clases, con cientos de retos a resolver.
Alguna vez al trasvesti mas famoso de la farándula le preparé un sitio web con diseño de abanicos, flores y tonos ad hoc pero no me pagó, rechazo el primer borrador del sitio argumentando, según me cuentan los intermediarios: “homofobia”.
Otra ocasión tuve que presentar una caricatura animada para una casa financiera de Chicago EEUU, se trataba de un anuncio comercial para la televisión, con audio propio y locución, ayudado de un equipo de dos gentes más, presente el producto cuyo precio pacte con un familiar del cliente quien al final desapareció pagando apenas la mitad de un precio ya de por si ridículo.
Esa experiencia en la calle me ha dado si no es que mas herramientas de diseño, si mas elementos a considerar cuando presento mis ideas a los clientes.
Mi alegría es la misma alegría del cliente, todos necesitan tarde o temprano de un buen diseñador que les convierta en realidad sus sueños, alguien que los deje satisfechos, el diseñador que escucha al cliente es como el mesero atento o el peluquero paciente que sabe que lo que busca la gente no es la simple satisfacción de la necesidad como la como los seria la comida, si no que además busca un contacto genuino con alguien que pueda entederles o simplemente escucharles, ese ha sido una formula y secreto que me ha resultado, lograr la empatía necesaria para enfocar al cliente y entre los dos lograr un diseño de puta madre.