martes, junio 10, 2003

Santa María la Ribera



Barrio de mi niñez


Pues acá en la capital del país, el Distrito Federal, nadie da paso sin huarache, es decir, a la gente le gusta estar rodeada de seguridad, aunque sea efímera o totalmente falsa; por ejemplo, un horrible y destartalado ford LTD de 1974, sin pintura y con los faros rotos, es capaz de tener el mejor autoestéro que ya quisiera un modelo del año; un señor barrigón y de numerosa familia sin más dinero del que gana como repartidor de gas, gasta dos años de ahorros en la fiesta de quince años de su hija mayor, invitando hasta a los enemigos. p´a que vean que él si tiene feria; una señora que viste elegante y con mucho maquillaje, simula salir de paseo en busca de alguna tienda de moda, pero en su carrito lleva latas de aluminio y basura que puede vender las casas de reciclado.

Mi cuñado, por ejemplo, usaba celulares y "vipers" de juguete que se colgaba para que pensaran que tenia dinero, mi papá organizaba severos bacanales dónde incluso llegaba a asistir el cantante José José, estoy hablando de los 70, dónde las cosas estaba totalmente polarizadas: los malos y los buenos, los rebeldes y los trabajadores, los jóvenes y los adultos, esas bellas épocas dónde podías determinar con facilidad el grupo al que pertenecía la gente.

Ójalas fuese yo tan divertido y coleccionista de detalles y taxonomías lúdicas como lo era Chava Flores, sin embargo, al no ser así, he aquí un pequeño anecdotario de recuerdos que de pronto me asaltan al paso de los años.

Nací en Santa María la Ribera, en la calle del mismo nombre, en número 143 interior 7, era muy chiquito, pero recuerdo casi todo con mucha nitidez, la iglesia, las escuelas, estudié la primaria en Ciprés 132, en la escuela El Pensador Mexicano, dónde había un maestro epiléptico, que se convulsionaba ferozmente en el piso sin avisar y provocando la risa mezclada con horror de los niños; un abuelito toca-niños, que se estacionaba estratégicamente en las escalera para pellizcarles las nalgas; y un desesperante profesor que golpeaba con palo a los niños, este ultimo se llamaba Salomón, el "Profesor Salomón", así nomás, desde su nombre, te infundía respeto y temor y todos lo odiábamos, "Enrique, tráeme el palo" y Enrique que era el más educado y limpio del salón, se lo traía, era un rubio con cara absurdamente de señora, y a él también lo odiábamos, más por que nunca le pegaban, a todos los demás sí, a las mujeres las formaba y les daba tremendos jalones de cabellos y orejas, a los hombres palos, el trasero te ardía, te dolía el alma, por la humillación y por que era obvio que dolían y todos se daban cuenta, no se podía ocultar el dolor, ni las lágrimas, y todos llorábamos.

Una vez me lo encontré, y lo que vi fue patético, un señor totalmente absurdo, sin demasiado léxico, ni un lenguaje articulado, un chofer de pecero cualquiera, torpe, pronunciaba mal e incluso tenia una presencia lastimera. Lo interrogué, y le pregunte por que nos pegaba (debí de tener 25 años, y cuando nos golpeaba tenia nueve años o diez), él era el mismo, pero yo no; pobre miserable, no merecía que lo enfrentaran, pero me sirvió mucho verle así, con mis 15 años más de edad, entendí que el Profesor Salomón, nunca fue ni justo ni respetable.

Antes de la primaria el Pensador Mexicano, o también llamada "el periquillo sarniento" (se trataba de un periodista ejemplar que tenia una revista, en la cual colaba criticas políticas en épocas de Plutarco Elías Calles) (datos que ni deseo corroborar) acudí al jardín de niños Cipatli, dónde recuerdo cosas e imágenes y sobre todo las niñas, que ODIABA y quería matar!!!

ya me enojé!!!!

CONTINUARA...

PDT. NI DE BROMA MANDARIA ESTE TEXTO A UN CONCURSO DE ESOS DE BARRIOS TRADICIONALES, o LA HISTORIA DE MI BARRIO, por que los ODIO!!!!!!!!!!
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