miércoles, junio 11, 2003
El día más feliz de mi vida
El día más feliz de mi vida Ante mis padres quizá resulté patético, odioso y desesperante, sin embargo existía otra versión de las cosas, un orden paralelo de mi existencia... otra realidad.
Eran las seis de la mañana, recien me habia orinado en mi uniforme, tenía un tio loco que amenazaba con despertarse y era mi último día de clases. A la inocente edad de cursar la escuela primaria sufria de insomnio y enuresis, ello hacia que tubiera una ventajaba respécto de mis compañeritos ya que mis expereiencias no solo se limitaban a las pocas horas de vigilia en las cuales ellos funcionaban normalmente como niños felices y sanos (además yo tenía que ingeniarmelas para salir del uniforme miado, ponerme otro y no despertar al tio); en fin, quizá el ambiente enriquecido con computadoras, juegos de video y jugetes interactivos tengan mayores resultados que los medios (miados y miedos), que poblaron mi infancia....
Continuaré con mi historia.
Odiaba mucho orinarme, sufrí muchos años de mi vida despertandome mojado y apestozo, durante un momento quizá me era gracioso, incluso el calor de la orina me resultaba maternal, pero tan pronto y se enfriaba venia la culpa, el rechazo, la cruda moral, la miseria y ese miedo que da a los niños que se despietan en el frio de la noche a oscuras durmiendo junto a un tio muy agresivo.
Por debajo de mi cama escondí mi unifrome miado (estaba despierto desde las dos de la mañana y decidí vestirme como eso de las cinco. El problema fué que me dió sueño justo a las cinco y media para luego despertarme vía urinaria a las seis), opte por voltear el colchón, eramos seis en el cuarto (dos literas de tres). mi cama hasta abajo, en fin... me escabullí al baño, (con paso escurridizo más exáctamente), me cambié otra vez y espere hasta las siete de la mañana, mientras tanto veía a las vecinas bañarse... cuando amanecio de lleno y ya podía hacerme visible sin que se me sospechara algo, fuí a clases, comí un abundante desayuno y aposté en una pelea donde yo era el contrincante menos favorecido, gané la pelea por lo tanto la apuesta y me enriquecí, antes de salir me premiaron en una rifa y antes de llegar a casa pasé a la jugetería por un nuevo juegete.
Al entrar a mi casa no había nadie, estaba sólo y hablé por telefono a un numero que marqué al azar y cante las mañanitas a una señora diciendole después que me había equivocado de numero y que le marcaría de nuevo a mi mamá, ella se lo creyo y lloró porque tenía un hijo que ya no vivía con ella, me dió gusto mentirle y me despedí muy cortezmente; fuí al cine compré más cosas y antes de dormir sabia que ese era el mejor día de mi vida, asi que optimista y vacilador, antes de ir a la camar me bebí casi un litro de agua de limón, me sentía feliz, sabía que había dejado la enuresis para siempre, tenía nueve años y la vida se me comenzaba a resolver para bien, asi que bebí feliz y satisfecho, me puse mi pijama y alse mis alas al cielo de los niños.
El despertar fué largo, tuvieron que pasar unos seis o siete años más para que las cosas fueran estables, mi enuresis se mezcló con la adolescencia y mis miedos se tornaron en vergüenza y amargura, desadaptación y rebeldía... sin embargo hubo una racha de días buenos, donde no me despetaba en un lago de miados y donde podía beber harto liquido sin temor alguno, lo conseguí a los dieseis (algo tarde lo sé, pero para mi todo era así de feo y desesperante), a los diesiseis fué cuando rompí la infernal racha de orines, después quizá les cuente otras cosas como lo del insomnio y la virginidad, como fué mi primer empleo y como es que todo esto es tan horrible AYYY