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Las flores de los árboles comienzan a llenar de colorido algunas calles de ciertas zonas de la ciudad, el calor se comienza a sentir y por las tardes las señoritas visten faldas cortas afuera de los colegios, empieza Febrero y la primavera se adelanta, la conversación dentro de las oficinas comienza a ser matizada por temas referentes al sexo y al deseo.
Comenzó el Viernes, salí de trabajar y como justo un día anterior había bebido como cerdo y dormido apenas 5 horas decidí por coherencia espiritual dar una visitada a la cervecería tradicional la Biscaya, después de dos bolas de cerveza y de pagar a un grupo norteño mi canción favorita "Flor de Capomo" pase al Alicia a ver el tributo a los Ramones.
Pues ¿puro Ramones? nel... mas bien puros simplones ramplones y novias de jóvenes que les avientan lencería comprada por ellos mismos, punks de ornato y muy poca salvajura, tocando con mucha precisión pero precisamente les faltan las agallas necesarias para hacer vibrar a su publico puesto que ni ellos mismos vibran; ni un chispazo, ni un lamento, ni algún riesgo, nada de ardor, puras melodías logradas en el seno de la paz y la salud, fruto de juventud y de hogares calidos con mamás guapas que cocinan saludables platos llenos de armonía. Salí del lugar y llegué a casa a dormir, mucha más salvajura y deterioro he encontrado en fiestas de bares llenos de jovencitas de 18 oyendo Birtney Spears "OPPS I DID IT AGAIN" y no esta aburrida cantaleta de: "policias bastardos” "gobierno cerdo" "punks borrachos".
El sábado por la mañana llegó mi ex-esposa con los mis hijos Isaac y Raquel y después de un poco rato estaba en el supermercado con buscando las compras para el fin de semana; que son justamente los días cuando más sano y más rico me alimento porque entre semana cambia drásticamente mi patrón de comidas.
Después de seleccionar la compra, también compré una botella de vino espumoso, una televisión a colores, una alberca inflable de 2 x 2 mts y una bomba de aire para inflar la alberca. Llegamos a casa y me dedique a instalar la alberca y a conectar la televisión. Hacía mucho tiempo que no me compraba una televisión, de echo hace más de 5 años, claro que tenía una portátil blanco y negro pero no me sirve sino para aburrirme o ver noticias muy importantes.
Preparé de comer y llene la alberca con agua tibia del calentador del baño, comimos uvas en la alberca y unas horas mas tarde estábamos comiendo los tres ya secos en sala viendo la nueva televisión, salimos a la peluquería cerca de casa y como por obra de magia los dos pequeños (de uno y tres años), fueron dóciles con la estilista. De regreso después de una sesión larga de juegos y dibujos se durmieron.
Poco después llegó mi hermano a platicarme que el esposo de mi otra hermana se robaba el dinero del restaurante de la familia y que pronto dejaría de trabajar con ellos. A ninguno de nosotros nos tenía convencido de nada, más que de pedante y menso, ya ustedes saben, uno de esos casos que por respeto te reservas tu opinión.
A la mañana siguiente nos despertamos y salimos a comprar al mercado de Xochimilco vaina para el canario y flores para la casa, además me compre un cinturón de lona y una gorra sin marca, cinturón nunca me había comprado en la vida, y a mis 35 años sospecho que venturas así de atrevidas me esta aguardando a la vuelta de la esquina, ya que nunca es demasiado tarde, tampoco como para eso de comprarse una loción para el cabellos y una corbata, aunque nunca he comprado corbata se que algún día lo estaré haciendo probándomela frente a un espejo sintiendo miserable y lleno de violencia, en fin...ya de regreso y cansados no quisieron meterse a la alberca así que desperdicié agua tibia que nadie utilizó ese día, después de comer fuimos a una fiesta infantil de los amigos de su mamá.
Fue en un asqueroso y desangelado lugar llamado Paryland, con casitas de plástico y globos, lleno de colorcitos chirriantes, la fiesta fue un clásico ejemplo de jóvenes padres en busca de "liberar " a sus hijos del fantasma del consumo y las practicas mediocres de la sociedad mediatizada, es decir, música medieval, himnos de quien sabe que cosas en alemán, fuichi... son patéticos los padres jóvenes entusiastas y participativos, que planean la vida de sus hijos desde su cómodas visiones clase medieras.
Como era de suponerlo el único niño que se la paso mal y chillaba como cerdo acuchillado era el festejado, cuyo entusiasta padre no dejaba de atosigar cargándolo y haciéndole voces bobas y desesperantes, hasta el punto de hacer llorar al pobre niño con sus chillidos y muecas alegres de papa feliz y en armonía con su paternidad empalagosa.
Por fin terminó la fiesta y llegando a casa y ya con la pijama puesta, a Isaac le empezó una molestia en el oído que lo hacia llorar, no sabía que hacer, así que salí al hospital de Urgencias Pediátricas dentro del G. A. Gonzáles en la zona de hospitales de San Fernando.
Entrar es fácil pero que te atiendan no, tienes que cargar con tu paciente y pagar la consulta, salir a otro edificio, después formarte y que te documenten. Hay muchos niñitos con heridas de gravedad y con sus piernitas rotas colgado, las señoritas doctoras son jovencitas y muy guapas, de universidades particulares con uniformes del color como de las series de televisión, todas ellas en la las mera trinchera de batalla de esta ciudad en ruinas, harta desesperación presión y rapidez, hervidero de llantos y de gritos, mucha gente pobre sin dinero para sus radiografías, con sus hijos conectados al suero o con cuerpecitos pequeñitos destrozados por un choque o por accidentes terribles, el corazón se te hace chiquito y comienzas a admirar a esa gente que todos los días tiene que resolver por las vidas de estas otras.
Las doctoras valoran una infección que le molestaba en el conducto auditivo, me dan la receta y salgo del lugar con el pequeñito ya dormido, y al cabo de un rato estoy en casa con los hijos durmiendo todo en paz.
La mañana siguiente es lunes y mis hijos solo dicen cosas dulces, las flores están en la mesa, caritas sonrientes, le doy la medicina y los llevo a la escuela, entrando a la oficina tengo entrega de proyecto, los jefes con sus corbatas elegantes y sus buenos carros esperan de mi y todos los diseñadores un trabajo profesional y responsable... me tomo mi tiempo y mas tarde me enteran que el proyecto fue aceptado, comienza mi semana de trabajo pesado.
Las trincheras se llenas de heridos y la ciudad bufa como animal moribundo al que nadie le cubre las marcas de muerte, miseria y soledad, violencia y nada de imaginación... como alcantarillas llenas de lagrimas y excremento del Apocalipsis defeño.
FIN